3 de abril de 2023

UCRANIA Y RUSIA PARA PRINCIPIANTES

Por Héctor Alan Cano Olivares

Lic. en Ciencias Políticas y Administración Pública

Uno de los problemas de hoy es que nos acostumbramos a oír y a emitir opiniones sobre temas que ignoramos casi por completo. La arrogante civilización democrática dominante, durante décadas ha hecho una lectura superficial y caricaturesca de todo lo que no encaja en sus esquemas o moldes. Lo mismo sucede ahora con Ucrania, presentada hoy por los medios como un audaz y heroico luchador contra el malvado imperio ruso, resistiendo por su libertad y Democracia.

Dentro del sistema y época democrática (una época decadente) en que vivimos y que se nos vende como la gran maravilla de  la historia, la ignorancia es un arma infalible y de múltiples propósitos para tapar cualquier reflexión o comentario disidente que al Poder le genere un ruido de “opiniones independientes”, que confunden, ensordecen y desvían a cualquiera, para que después la crítica de la estupidez institucionalizada se condene como autoritarismo o intolerancia.

Lo cierto es que la guerra entre Ucrania y Rusia es una más de las consecuencias de esta época decadente, que se jacta y vanagloria de ser libre y prospera con la llegada de la Democracia al mundo. Esta guerra es un conflicto más de las decenas de guerras regionales que se originaron después de 1945, año en que finalizó la Segunda Guerra Mundial. Ya los alemanes al final de la guerra advirtieron de las consecuencias mundiales de que ellos perdieran, en donde la guerra entre Rusia y Ucrania es una consecuencia de aquella derrota. Con estás escalofriantes palabras predijeron la guerra actual: “Si nuestros enemigos imponen su voluntad, la humanidad naufragará en un mar de sangre y lágrimas. Habrá guerras y más guerras que se sucederán prácticamente sin interrupción. Sin duda serán más reducidas y más aisladas geopolíticamente que ésta guerra, porque ya nadie se atreverá tan irresponsablemente a provocar una hecatombe semejante a la actual. El honor en el campo de batalla será definitivamente suplantado por la fría y sistemática decisión de matar y destruir a cualquier precio.”

La combates entre rusos y ucranianos no empezaron oficialmente el pasado 24 de febrero de 2022, sino que se remontan al año 2014 cuando los ucranianos comenzaron a agredir a los rusos de raza que quedaron fuera de su patria con la desintegración de la Unión Soviética. Contrario a lo que se menciona en los medios de comunicación, los orígenes del actual conflicto tiene bastante similitud con el conflicto entre Alemania y Polonia  que desembocó en  la Segunda Guerra Mundial. 

Rusia intenta proteger a los ruso/parlantes y pro rusos ucranianos del Donbass en Ucrania que se sienten más rusos que ucranianos. Esa fue la razón del ingreso de las armas rusas en febrero de 2022 en el territorio ucraniano. Esos pueblos estaban siendo agredidos desde el 2014 por Ucrania a través de su ejercito y grupos armados. Rusia intenta destruir el potencial  militar de Ucrania y la potencia militar de Estados Unidos en Ucrania.

Recordemos a los alemanes del Este, y el maltrato que le dispensaban los polacos.  La campaña de la Fuerzas Armadas alemanas sobre Polonia iniciada en 1939 contó con similar justificación a la operación especial iniciada por Rusia para proteger a la minoría racial rusa en el Este de Ucrania. Luego vino el apoyo de  Francia e Inglaterra para Polonia con las respectivas declaraciones de guerra a la Alemania de Hitler en 1939. Algo parecido (sin declaración alguna) vemos desde hace un año de guerra en donde Francia e Inglaterra y más de una docena de países, entre ellos Estados Unidos abiertamente apoyan a Ucrania con armas y discursos hostiles. La OTAN y su envío de armamento. Las sanciones económicas contra Rusia, como las que también hubo en su momento para Alemania demuestra que la historia se repite.

Vladimir Putin es para Rusia lo que Porfirio Díaz fue para México en el siglo XIX al traer el desarrollo y progreso industrial que otros nefastos personajes como Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón, Benito Juárez no lograron en las decadas posteriores a la separación de Mexico con España. Vladimir Putin ha llevado a su patria el desarrollo y el progreso del siglo XX  en 18 años de gobierno en Rusia. En 2014 Putin criticó a Estados Unidos por quitarle Texas a México. Rusia ha expresado a través de su segundo hombre más fuerte Nikolai Patrushev que “sin duda, tarde o temprano, los vecinos del sur de Estados Unidos van a recuperar los territorios que les robaron” aludiendo a que Estados Unidos “se convirtió en gran potencia por sus logros económicos mediante acciones cínicas para apoderarse de territorios, recursos, explotar pueblos y beneficiarse de las desgracias militares de otros.”

Vladimir Putin ha demostrado como lo hizo Porfirio Díaz que no importa cuántos años se mantenga un militar en poder, que la Democracia a través del voto del ciudadano no es el  sistema que mas conviene a un pueblo para llevar a los mejores al poder porque la Democracia y el ciudadano a través de voto no llevan a los mejores a gobernar una nación, no llevan a los más aptos a dirigir los destinos de sus iguales. 

Porfirio Díaz y Vladimir Putin son la enseñanza de que de que si un gobernante permanece en el poder más tiempo que un efimero periodo de cuatro o seis años se va cobrando fuerza y echando raices que le permitía tener una política propia para defender sus intereses, identidad y cultura de agentes externos. Ucrania es la pequeña Rusia. Contrario a lo que se suele mencionar en lo medios de comunicación de masas como la televisión, Rusia y Ucrania son dos países que tiene mucho en común por lo que la operación especial de Rusia en Ucrania no es una invasión a un país vecino si no una guerra civil porque los rusos y los ucranianos pertenecen a la misma raza que es la raza eslava. Ucrania es un país que a los ojos del mundo se encuentra en el paraíso que solo la Democracia puede lograr, pero debido a su visión tan limitada se puede creer que el paraíso llegó a aquella nación que es la más corrupta de Europa. 

Y desde la llegada del judío presidente de Ucrania Bolodimir Zelensky las relaciones entre Rusia y Ucrania empeoraron hasta llegar al conflicto actual. Los mismos países que ahora financian a Ucrania la guerra con armas reconocen que la llegada del judío Zelensky a la presidencia de Ucrania empeoró las relaciones con Rusia. Y este judío ha declarado abiertamente que entregará hasta la última gota de sangre ucraniana para que Rusia no gane lo cual es una desgracia para el pueblo de Ucrania.

Y lo gracioso es que estos líderes demócratas, elegidos por sus ciudadanos hicieron aplaudir por el mundo entero a Volodimir Zelensky, un judío que es socio de mafiosos, y que preside un gobierno mafioso. Y un personaje tan nefasto como Zelensky se apoyó de uno igual o peor como Miguel Hidalgo, al solicitar el apoyo de naciones de la OEA para que ayuden a su nación en la guerra contra Rusia, como piensa harían los libertadores Miguel Hidalgo, Simón Bolívar y José de San Martín. El problema de los políticos ucranianos es que si no estás con ellos, estás en contra de ellos y se confirma con la siguiente declaración de un alto mando ucraniano en la que comenta “Si un país no condena directamente la invasión rusa como un acto de agresión, toma el lado incorrecto de la historia”. 

La revista Time acaba de proclamar “político del año” al presidente ucraniano Zelenski. ‎Es de suponer que Zelenski se ganó ese título no sólo por haber prohibido –invocando ‎la guerra– todos los partidos políticos de oposición, sino también por haber asesinado y ‎encarcelado a quienes rechazan su política, por haber tomado el control de todos los ‎medios de prensa, por haber prohibido la lengua rusa, por haber destruido 100 millones ‎de libros, por haber confiscado bienes de los oligarcas –incluyendo a aquellos que ‎financiaron su ascenso al poder–, por haber nacionalizado los bienes de inversionistas y ‎de firmas rusas y, como colofón, por haber prohibido la iglesia ortodoxa. ‎

Rusia no está en guerra contra el pueblo ucraniano sino contra un pequeño grupo de ‎individuos que, desde el seno del poder estadounidense, logró transformar Ucrania ‎sin que los ucranianos percibiesen esa transformación. Se trata de los discípulos de ‎Leo Strauss. Ese grupo que quiere los recursos naturales de Rusia, formado hace medio siglo, ya ha cometido una increíble ‎cantidad de crímenes en Latinoamérica y en el Medio Oriente, incluso a espaldas de los ‎estadounidenses.

Los países que financian a Ucrania la guerra contra Rusia están ávidos, codician los recursos naturales de Rusia. Muchos estrategas estadounidenses consideran que Rusia no se debe ser dueño de los inmensos, ilimitados y casi infinitos recursos naturales que tiene en éste país en Siberia. El plan a largo plazo es dividir a Rusia en pequeñas regiones para quedarse con todos sus recursos naturales. Vladimir  Putin comento en Octubre de 2022 que no tiene problema con que aquí en Occidente se promuevan ideologías antinaturales como el aborto, el homosexualismo y la eutanasia pero que a ellos no los pueden obligar  a promover en Rusia las ideologías que no van con la cultura y religión cristina rusa.

El pasado 21 de febrero de 2023 a casi un año del inicio de la operación especial en Ucrania Vladimir Putin señaló la grave crisis moral que se vive aquí en Occidente al mencionar  ¡Miren lo que le están imponiendo a su propio pueblo! La negación de la familia, de la identidad cultural y nacional, la perversión, el abuso de menores e, incluso, la pedofilia; todo esto se instituye, ahora, como una nueva norma, una norma de vida, mientras que, a los ministros de religión y a los sacerdotes, se les exige que bendigan los matrimonios homosexuales. […] Nos gustaría decirles: «¡Pero, vean las Escrituras, los libros sagrados de todas las religiones del mundo! Todo está ahí, empezando por el hecho de que una familia es la unión de un hombre y una mujer. ¿Qué podemos decir, aparte de ‘Perdónalos, Dios mío, no saben lo que hacen’?». Por nuestra parte, nuestro deber es proteger a nuestros hijos y eso es lo que pretendemos hacer: proteger a nuestros hijos de la degradación y de la degeneración.  A Rusia no le perdonan aquí en Occidente que sea un país cristiano con valores tradicionales, no le perdonan defender a la familia tradicional. El congresista estadounidense Jamie Raskin señaló lo siguiente: “Rusia en este momento es un centro de tiranía corrupta, censura, represión autoritaria, violencia policial, propaganda, mentiras y desinformación del gobierno, y planificación de crímenes de guerra. Es un centro mundial del odio antifeminista, antigay, anti-trans, . Al apoyar a Ucrania, nos oponemos a estos puntos de vista fascistas y apoyamos los principios urgentes del pluralismo democrático.” 

Lo cierto es que Rusia es un país que se resiste a la disolución social galopante que lleva la democracia a los países en los que se instala y este conflicto no solo es militar si no que también es ideológico, religioso y cultural. Millones de personas aquí en Occidente están muy conscientes de que los están conduciendo directamente a una catástrofe espiritual y esto no ha hecho más que empezar. 

El mundo entero vivirá, con esta guerra entre Ucrania y Rusia, un conflicto como el que nunca ha conocido la historia. Ambos bandos han estado usando la desinformación, tergiversación y propaganda  como arma a través de las redes sociales.  “La propaganda es un arma poderosa, a veces decisiva para engañar a la opinión mundial.” Y lo cierto es que la primera victima de la guerra es la verdad y hoy podemos ver esto en los medios  de comunicación hegemónicos aquí en Occidente que manipulan la información a través de la mentira, la desinformación y buscan imponer el pensamiento único y el monocultivo de las mentes. En esta época orweliana y democrática la guerra en Ucrania se se interpreta como un choque entre el mudo democrático (Ucrania y sus aliados) y el mundo no democrático (Rusia, China, Irán) pero ambos bandos son los ganadores de la Segunda Guerra Mundial, ambos bandos son representantes de una única visión y cada uno requiere que el otro la adopte para llegar a un final en el conflicto por lo que no se vislumbra en el horizonte su final en el corto plazo. La batalla entre los hombres ha de continuar hasta el fin de los tiempos.

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